Viajes de negocios con prostitutas
Hace tan solo unas décadas, viajar era considerado como todo un acontecimiento, especialmente si había que salir del país en avión o en barco. Los viajes eran largos y pesados, y por eso también eran realmente caros, así que no todo el mundo podía permitírselos. Aun así, había gente que solía viajar bastante, sobre todo por negocios. Comerciales, jefes de zona, personal que está siempre acudiendo a tal o cual sede de la empresa para ver cómo van las cosas… Estos viajes de negocios suelen ser bastante aburridos y solitarios, pero son necesarios en muchas profesiones. De hecho, hay personas que escogen esos puestos específicos para poder viajar, porque disfrutan con esa rutina de estar cada día en una ciudad distinta, incluso en diferentes países. La popularización de los viajes low cost ha llevado a homogeneizar esta situación, y ahora cualquiera puede viajar a destinos relativamente exóticos por poco dinero. Pero los hombres de negocio siguen siendo los que más se mueven. Tanto es así que muchos de ellos cuentan con tarjetas especiales para acumular puntos de viaje en avión o tren, los medios de transporte más rápidos que existen.
Algunos tienen que tomar varios vuelos a la semana, incluso el mismo día, algo que puede suponer una locura. Y luego están los que no viajan como simples trabajadores, sino como socios preferentes o incluso jefes. Esas personas que siempre tienen compromisos en las capitales, o que tienen viajes que hacer hacia tal o cual ciudad importante para cerrar negocios. Suelen ser hombres, en su mayoría, porque son los que suelen llegar a esos puestos de importancia. Sus sueldos son elevados y estos viajes, además, están a gastos pagados a cuenta de la empresa, siempre que las cosas vayan bien. Son necesarios para poder expandir los negocios, crear conexiones en otros territorios y firmar acuerdos con aliados en esas zonas a las que no pueden llegar. Pero también son una oportunidad para escapar de la rutina de la vida familiar y laboral de oficina. Hasta que la propia vida de viajes diarios se vuelve una rutina, y las esperas en los aeropuertos y las noches de soledad en los hoteles empiezan a hacerse insoportables. Por eso, muchos hombres de negocios prefieren ir acompañados a estos viajes, aunque habitualmente no por sus esposas o parejas…