Receta de tarta de queso, más fácil de lo que crees

Hay gente que adora los dulces, y otros que no pueden soportar tanta azúcar en su organismo y optan mejor por lo salado. Para gustos colores, desde luego, pero casi todos acaban comiendo, de vez en cuando, un trozo de tarta o pastel, especialmente en celebraciones, donde es muy típico que haya este tipo de alimentos. Son también usuales como postres en algunos restaurantes, y suponen el broche perfecto para una gran comida o cena, un toque delicioso al final que nos deja con  un sabor de boca inmejorable. Cada cual tiene su pastel favorito, y aquí sí que hay muchísimo donde elegir, porque está claro que las posibilidades en este tipo de recetas son prácticamente infinitas. Sin embargo, hay algunas tartas que suelen gustar a todo el mundo. Las de chocolate y galleta, las de fresa… y también la tarta de queso, que se puede preparar de mil formas distintas, todas ellas deliciosas.

Lo más sorprenderte es que este tipo de pasteles se llevan preparando desde hacer siglos, y ha evolucionado bastante, pero en su esencia sigue siendo exactamente lo mismo. La base de bizcocho y queso, que le da esa textura inimitable y ese sabor tan delicioso que hace que muchos caigan en la tentación incluso cuando no quieren hacerlo. Las tartas de queso son tan variadas como todos los tipos de queso que podemos encontrar en nuestra gastronomía, así que esto nos llevará también a tener nuestra propia tarta de queso favorita de entre todas las que se pueden preparar. Si quieres hacer una por tu cuenta pero piensas que es demasiado difícil, sigue leyendo este artículo, porque te vamos a demostrar que es mucho más sencillo de lo que imaginas.

Origen de este postre

receta-tarta-de-queso-2

Aunque pueda sorprenderte, la tarta de queso se lleva preparando como tal desde hace muchos, muchísimos siglos. De hecho, se tiene constancia de que ya en el año 779 a.C la tomaban en la Antigua Grecia. Era un pastel de queso, que seguramente fuera algo diferente a lo que entendemos hoy por tarta, pero no deja de ser un antecedente más que llamativo. Esa tarta de la época era tomada por los atletas antes de las competiciones, para tener mucha más energía a la hora de correr o realizar el ejercicio pertinente. A lo largo de estos siglos, la receta del pastel de queso se expandió por Europa y posteriormente también por América, donde en el siglo XIX se creó el conocido queso Philadelphia, sin duda uno de los ingredientes más habituales cuando preparamos un pastel de este tipo. A partir de entonces, la genuina cheesecake siempre se ha ubicado en esa parte de Estados Unidos.

Ingredientes tarta de queso

Para la elaboración de esta receta nosotros hemos escogido una de las fórmulas más habituales que se utilizan, aunque como decimos, cada cual tiene su manera de prepararla. El ingrediente básico en este caso es el queso crema, tipo Philadelphia, cremoso y con mucho sabor. Para la base, mantequilla y galletas tipo María, creando ese bizcocho que servirá de sostén a todo lo demás. Tampoco puede faltar la harina y el azúcar, para darle consistencia y dulzura al postre, así como la nata fresca. Se pueden utilizar también cuatro huevos, para darle mayor enjundia a la tarta, y un poco de ralladura de limón, para un toque especial. La cheesecake suele llevar también mermelada de frambuesa o fresa por encima, aunque esto es opcional, pero nosotros sí que se lo vamos a poner.

Cómo hacer tarta de queso

Lo primero que debemos hacer es preparar la base. Será tan fácil como derretir la mantequilla y añadirle las galletas. Estas pueden estar enteras o totalmente partidas, dependiendo de lo que más nos guste. Claro que si las trituramos tendremos mucha más facilidad a la hora de hacer el bizcocho de la base, así que nosotros recomendamos esto. Cuando tengamos una masa uniforme, la colocaremos en el molde en el que vamos a prepararla tarta. Nos pondremos ahora con la parte central del pastel, la importante al fin y al cabo. Mezclaremos en un cuenco el queso crema, la harina, el azúcar y también los huevos. Batiremos fuerte para que todo quede como una masa uniforme, y cuando ya esté casi listo, pondremos también la esencia de vainilla, si la tenemos, y la ralladura de limón, para darle ese toque especial al pastel. Si ves que todavía no ha quedado lo suficientemente bien hecha, puedes añadir un poco de crema de leche.

Con la mezcla ya bien preparada, la añadiremos al molde, sobre la capa de base de galletas y  mantequilla que ya hemos preparado previamente. Es el momento de ponerlo todo en el horno, que ya hemos precalentado a unos 140º durante media hora. Dejamos que se vaya cociendo el pastel de forma natural, a media altura. Pasará un buen rato hasta que esté bien preparado, y lo comprobaremos por el color que ya ha tomado, y por la esponjosidad de la parte superior. Cuando la mezcla esté ya preparada, añadiremos la mermelada de frambuesa, fresa o frutos rojos, la que más nos guste, sobre la parte de arriba, para darle ese toque intenso final que desde luego no puede faltar en una auténtica cheesecake. El pastel ya está terminado, pero debemos cuidar también su presentación, para que antes de entrar por el gusto lo haga por los ojos.

Presentación del postre

receta-tarta-de-queso-3

Una vez nuestra tarta esté totalmente terminada podemos presentarla tal cual, con el pastel completo, o cortarla en pedazos para ofrecerla así a nuestros comensales. Si le hemos puesto mermelada de frambuesa por encima, podemos añadir también algunas frambuesas, o trozos de ella, por encima de la tarta, para darle aún más sabor. También podemos utilizar un poco de caramelo para bañar levemente la tarta, siempre que estemos seguros de que nuestros comensales lo disfrutarán. Incluso hay quien se decide a poner un poco de queso crema natural también por encima. Por supuesto, lo que no nos puede faltar, ya sea sobre el pastel o justo al lado, es el montón de nata para poder mojar el pastel en él y tener ese sabor combinado que explotará en nuestra papilas gustativas y nos llevará a otro nivel.

También te podría gustar...